Nací junto al estrecho de Gibraltar, allá donde los antiguos griegos situaban el fin del mundo conocido, en un año en el que España comenzaba a dar los primeros pasos hacia la democracia. Mientras, entre otros muchos acontecimientos, en Argentina se implantaba una violenta dictadura militar autodenominada «Proceso de Reorganización Nacional», en Estados Unidos Jimmy Carter ganaba las elecciones presidenciales, China veía morir a Mao Tse-tung y en Sudáfrica se producían los disturbios de Soweto que indicarían el inicio del fin del apartheid.
Ese mismo año el Concorde realizaba su primer vuelo comercial y las sondas espaciales Viking I y II se convertían en las primeras naves en posarse sobre la superficie de otro planeta. Queen y Abba triunfaban en medio mundo con su música, Rocky llegaba a la gran pantalla y, en deportes, Nadia Comaneci rompía todos los récords en los juegos olímpicos de Montreal.
Han pasado ya algunos años desde aquel 1976 y como entonces, la fotografía siempre ha estado presente en sucesos como aquellos. También en el día a día de gente como tú y como yo, reflejando nuestros pequeños grandes momentos de alegría o de tristeza. Reuniendo imágenes a través de uno de los pocos medios que tienen la virtud de representar la realidad tal y como la percibimos cada uno de nosotros y de nosotras.
Mi relación con la fotografía ha ido creciendo conforme aprendía de este mundo en el que vivimos, proporcionándome un medio con el que poder expresar todo lo que siento mientras observo un planeta lleno de contrastes, en constante cambio, en el que cada una de las personas que lo habitamos buscamos lo mismo, la felicidad.
«Fotografiar significa poner la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo punto de mira.» Henri Cartier-Bresson